lunes, 9 de enero de 2006

Revés

Como se esconden las risas, cuando de temor a no ser admitidas, lloran, transformándose, como un hombre que se esconde de la luna, y termina por ser lobo.
Como aquellas sonrisas, plagadas de inocencia, se ahogan con el paso del tiempo, se sientan solitarias a esperar que alguien que lleve arrugas marcando la piel y el alma, las recuerde como el patrimonio que nunca perdió, como la libertad de no saber, como la risa provocada por la nada, la brisa que voló una par de pelos y nos dejó ciegos, la carcajada de estar vivo.
Como esperan las lágrimas detrás del orgullo y la soberbia, como las dóciles gotas escondidas detrás de un gruñón trueno, que es puro ruido, como a veces lo son nuestras palabras.
Como de los cinco sentidos parecen sobrevivir solo algunos vestigios, solo algunas huellas, algunos sabores, algunos paisajes lejanos al tacto, a la vista y al corazón.
¿Quién va a robarnos la esperanza de despertarnos siendo niños un día más? Quién, sino la sombra que vemos a nuestra espalda, esa negra imagen que nos persigue después del cansancio, quién sino nosotros mismos, sentados esperando que el próximo día sea el elegido, y aún peor que el desprecio de una espera, la alimentación que a las sobras de nuestros sentidos damos de comer, para seguir anestesiando la vida, explicándonos como el más inexperto de los mentirosos, que los ruidos se pueden convertir en música con un poco de optimismo.
Si la humanidad entera pusiese un reloj despertador gigantesco, quizás nos convenciéramos de que es un canto de cuna, que es hora de dormir, para no romper la rutina del revés, los zapatos y después las medias, el hambre y el plato vacío, la guerra y luego la paz.

todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...