miércoles, 11 de julio de 2007

Dónde


Dónde, no se me ocurre dónde.
Se trasluce hasta en el efímero vapor de agua caliente, que me confiesa estar sentada con un té entre mis manos. La forma en la que mis dedos rodean la taza me lo dice todo; en silencio abrazo una taza de té (y no la tomo por su asa) cuando necesita un abrazo mi alma. A veces nos comunicamos demasiado bien con mi cuerpo, es miedo.
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Dónde la casa de ventanales grandes, con mucha luz. Dónde las paredes de arroz. Dónde las máscaras que mantuvieron durante largo tiempo esa calma mentirosa con la que me iba a dormir. Dónde mi odio por lo cotidiano. Dónde la posibilidad de no dar ese trago de vida, ese sorbo que no da tregua, esa irreversibilidad que no me deja quedarme un rato más protegida bajo una trinchera hecha de sábanas.

lunes, 9 de julio de 2007


Me seducen, me prometen, me estafan, me cantan.
Me tiñen el silencio.
Dan perecedero sentido a la contradicción, sosteniéndome el alma.


¿Que hay mas dócil que una frágil oración? ¿Qué más obsoleto que una unión de letras infinitamente repetible? ¿Qué más eterno? ¿Qué más versátil que las verdades del lenguaje? ¿Que horizonte más próximo y único que el que dibuja un párrafo?
¿Dónde empieza toda ambivalencia si no es en el seno de tu perdido sentido, querida palabra? ¿Dónde empieza y termina mi vida, si no es en la eternidad de tus versiones? ¿Dónde están las rejas de esta celda, sino en tus libertades? ¿Dónde mi mirada perdida sino en tus miles de páginas? ¿En que esquina olvido el nombre de mi deseo, si no es en la esquina de tus laberintos? ¿Dónde la realidad mas rebalsada de engaño, que en “elige tu propia aventura”? ¿Qué oro más ostentoso que el de tu infinitud? ¿Con que otro ladrillo construyo los castillos de mis cuentos? ¿En donde busco el tesoro sino en tus cofres vacíos? ¿A quién más y con qué más protesto? ¿Qué otro caudal me ahoga en ríos de agua dulce? ¿Qué otra vidriera me convence con marketing de pura fachada, sino es la de tus “deducciones lógicas”? ¿Quién más ágil para endulzar mis oídos que tus poemas? ¿Quién asfixia mejor una estaca en mis anhelos? ¿Qué discurso más light que el que se escribe con figuras de armoniosa silueta? ¿Quién reivindica con más excelencia a los recuerdos sino es el efecto de tus voces en mi piel, palabras?

Convierten el entusiasmo arrebatado en desgana y la desgana en entusiasmo arrebatado, dando lugar al movimiento, al deseo, a la oración oscilante y frágil de estas manos que no dejan de escribirse, y que aún luego de saberse prescindibles, continúan parafraseándose.

todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...