lunes, 14 de abril de 2014

-¿Alguna vez sentiste que a todo lo que ves se le suma un pliegue, una dimensión, una superficie de diferencias innumerables, de vías alternativas, de versiones paralelas, que le arrebata el carácter de evidente a todo lo que está ahí afuera; la sensación de ausencia que se imprime en el cuerpo cuando esto sucede; y cómo apenas se asoma este pliegue del que te hablo se esconde, se escapa, se escurre a gran velocidad como la realidad de la caricia que viene desde un sueño a habitarte la piel por la mañana?

-No, nunca. 


todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...