miércoles, 30 de noviembre de 2005

Dormir

A Guille,

...Ellos sueñan, nosotros dormimos.

*
Quien limita aquellos pequeños pasos,
desgastados y lentos, sin culpa y sin uso,
limita su mirada, porque nunca los ha visto
y quien dice haberlos contemplado,
sin regalar una mano, una sonrisa, está mintiendo...

*
Aquellos pequeños pies que con esfuerzo andan
por los caminos que en esta vida se han construido
tropiezan con piedras, se mojan con agua,
se raspan con arena, se ríen, se caen sin fuerza...

*
No son pocos, para no verlos.
Quien contempla, lo hace con el corazón,
quien observa, con los ojos.

Indefensos hijos de este mundo,
que esperan a ser contemplados
por la multitud que los rodea.

*
Vivimos juntos dentro de la misma casa,
socios, hijos y padres de esta sociedad,
y cuando de tan cerca, se chocan nuestras vidas
se nos cierran los ojos, y empezamos a dormir...

*
Ellos insisten en andar, pequeños incansables pies...
Nosotros, dormidos o despiertos, de frente o de espalda,
achinamos los ojos para ver a más distancia,
y así observarlos tan lejos, como inalcanzables
andando entre rocas, agua y arena,
con los pies desgastados y lentos, pero sin culpa y sin uso...

martes, 29 de noviembre de 2005

Voces

Hoy escuché; para Ud.:

Una nueva verdad es el morir de una
vieja verdad
***
Quien dice la verdad, casi no dice
nada.
Antonio Porchia.

Visión ciega

Cuando te das cuenta de que los círculos no son perfectos,
y sentís que el molde que se rompió, nunca existió,
un camino construido de pasos, que son tuyos, comienza a perseguirte.
La desesperación, te pregunta el nombre de tu nombre,
y sin dejarte contestar, se pierde en las huellas que va dejando,
huellas que sin más, convergen reencontrándose en el conocimiento de la ignorancia.
*

Los ojos agonizan su visión,
buscando atravesar el velo que se interpone, entre la vida, y el sinsabor.
La inevitable incertidumbre ya se ha instalado
y lo demás, solo un contorno mudo, sordo y ciego,
en el que siempre creerás encontrar las imágenes,
que te darán las palabras y recibirán las tuyas
con el que construirás el sentido, sin ningún descubrimiento.
*

Luego, la ignorancia de la ignorancia regresa,
y lo cotidiano se reanuda.

viernes, 25 de noviembre de 2005

QUIZAS...

ya estoy a la mitad,
hice todo lo que hice, por eso estoy acá
ya empecé, no hay vuelta atrás
no sé si tomé una decisión
pero ya estoy en camino,
y no hay camino de regreso
el tiempo sino sería perdido
las horas serían solo consumidas
dónde quedaría entonces el perfume que fui dejando?
dónde quedaría el rastro que vengo construyendo?
no puedo permitir haber empezado sin terminar
sería una locura, sería un desperdicio
mejor esperar, tener paciencia y llegar
de qué sirve sino la vida?
si no es para terminar lo que empezamos?
si no es para hacer lo que nos proponemos?
si no es para ser consecuentes con nuestras decisiones?
si no es para fijar nuestras metas?
si no es para llegar al fin de la ruta?
si no es para beber toda el agua que hay en el vaso?
quizás... sea posible servir más agua de la que pide nuestra sed?
quizás... podamos detenernos en medio del más fresco trago?
que de tan fresco nos engaña...
conocemos nuestra sed?
podríamos dejar todo a la mitad?
podríamos dejar algo a la mitad?
quizás... la mitad que resta haría completo el problema...
quizás... solo lo que resta es el problema
quizás no conocemos la meta que fijamos
ni sabemos que es eso tan importante que tenemos que terminar
quizás... estemos decidiendo mal
y comenzar nos justifique a continuar
quizás, nos podamos equivocar,
quizas sea mejor vivir,
vivir, no acostumbrar.

jueves, 24 de noviembre de 2005

Joyita:


Me siento extraño
Somos una costumbre, un gesto, un modo,
una manera de mirar, acaso.
Pequeños movimientos nos distinguen,
leves fórmulas marcan signos, rasgos
que se hacen peculiares nos conducen
por rutas diferentes a escenarios
de vida en que los viejos papeles suenan como
otro cuento distinto y necesario.
Me doy cuenta que estoy hecho
de mínimos materiales de vida
moldeados por antiguas liturgias, ritos graves,
ceremoniales de confusos hábitos
que me hacen lo que soy y ponen
su irremediable marca en mi costado.
Soy un pequeño mundo con sus normas,
sus leyes, sus funciones, sus mandatos,
su inevitable proceder, su modo
de respirar. No doy un sólo paso
que no proceda de una antigua historia
y que no esté a un sistema acomodado.
¿Será la forma de partir el pan,
como Emmaús? ¿Será como alzo el vaso
para el agua que bebo? Breves signos
caracterizan mi talante humano
y me hacen tan reducto de costumbre
y soledad, que ahora me siento extraño.
Y sin embargo sé que soy lo mismo,
que algo nos une irremediablemente,
que un recorrido igual está esperándonos
y una misma materia nos sostiene.
Hay una misma sangre, un mismo río
de vida golpeando en nuestras sienes
y una misma esperanza que se hace angustia
en la garganta y en el pecho siempre.
En los espejos cruzan de los ojos,
árboles, lagos, tierras diferentes,
pero una sola flor los unifica:
es la roja azucena de la muerte.
Leopoldo de Luis
(España, 1918-2005)

miércoles, 23 de noviembre de 2005

Voces

Hoy escuché:

Ser alguien es ser alguien solo.
Ser alguien es soledad.
Antonio Porchia

...yoH

Escribir inspirada por el silencio, es mentira, porque no existe, pero las estrellas y el increíble sonido de las hojas cuando rozan, lo recrean de la manera más próxima.
Las personas ya no se sorprenden cuando miran el cielo, por más que no comprendan como éste supera los límites y lo explicable. Estoy confundida, porque no es normal estar confundido al ver el punto más alto.
Cuando me pongo a pensar, noto la cantidad de errores que se repiten burlando la más ardua reflexión. Aunque no es ajeno sino propio, pretendo dejar para otro el pensamiento del territorio y la naturaleza egoísta de esta especie. En cambio, quisiera encontra
r respuestas, y no veo nada, o peor, veo lo mismo de siempre, veo la búsqueda en lugares equivocados, ¿Quién no escuchó aunque sea una vez el "silencio" de las estrellas, que irremediablemente interrumpimos con pensar en dónde podemos buscar?... Y todo es lo mismo, o parece a simple vista... no hay nada más de lo que vemos, al levantarnos y acostarnos...está todo ahí, en su lugar, esperando a ser visto...será por eso que parece desgastarse hasta lo cotidiano, hasta lo insulso.
Quiero quebrar las horas en estos minutos, para sorprenderme en ellos, para preguntarme qué hago acá, qué tan lejos está la luna, quién le puso el brillo a cada lágrima y porqué el cielo no termina como cualquier línea que no es círculo ¿cómo convivimos con lo infinito, a nuestros ojos ilógico, con tanta naturalidad? ¿qué quiero? ¿qué busco?...Viviríamos locos al entender tan poco, probablemente excluídos de la normalidad... hoy quiero un poco de locura.
Estoy confundida, al fin y al cabo, por saber que hay cosas que nunca voy a saber, siento entusiasmo y miedo de dejarlo todo a mi juicio... porque me esperan tantas equivocacoines y errores, como estrellas y hojas rozando en una noche como esta.

martes, 22 de noviembre de 2005

Voces

Hoy escuché:

El ir derecho acorta las distancias,
y también la vida.
Antonio Porchia.

A LO INTRÍNSECO

Hay algo que no me deja ver ni sentir, es como una especie de capa, una nube, un filtro, que hace que mis sentimientos y palabras salgan recortados, entonces podría ser una tijera, o también podrían concurrir a una fiesta de disfraces.
Ya no creo en las palabras, son tan vulnerables y mentirosas como el más grande estafador, si mi sentir sale disfrazado, recortado y filtrado, atravesando una capa que no me deja verlos, entonces cuando escriba o cuando diga, solo serán palabras, nada más que eso, nada más que a lo que están destinadas a ser, palabras intensamente arbitrarias, frías y sin sentido. Una pésima traducción.
Ya no creo en los gestos, he visto tantos correr una maratón para llegar a meta, tantos que trabajan sobre la
espontaneidad, haciendo de ésta, una elaboración. Ya no creo en ellos, porque a la mayoría los he visto en mi espejo, en mi cara, y en mi cuerpo. Los he visto en mi hermano y en mi vecino, ya no sé si mirar o escuchar, ya no sé si moverme, hablar, o quedarme paralizada en silencio.
Hasta el mas profundo de los silencios, se interrumpe por los gritos que no pueden oírse, pero que anhelan ser interpretados. Ya no creo en mi silencio, porque hace mucho tiempo que no me lleva a la salida, sino al mismo laberinto, que es tan conocido como incierto.
Ya no creo en mis palabras, ni en mi silencio, ni en los gestos a los que se les comienza a censurar su espontaneidad, ya casi no puedo distinguir, ya no siento la autonomía ni la vieja libertad.
Quisiera encontrar el túnel que me lleve a la profundidad, para quitar el polvo que hasta arriba se ha estacionado, quisiera invertir mi mirada sin quedarme ciega.
Solo necesito una luz, clara y visible, que sea la esperanza para demostrar lo que hay debajo de este polvo, que hace arder los ojos, hasta las lagrimas.

Pesimismo esperanzado...


Creo que la distancia me superó
No encuentro las palabras, para hablar de mí, no se que es la sinceridad.
Lo que creí vivir hasta ahora, se convirtió en el hoy, sin regreso, y casi sin huellas certeras.
Mi esperanza se ha convertido en pesimismo, y mi orgullo en mediocridad.
No conozco las palabras que dicen mi verdad, no sé que fue caminar, no entiendo a quien me siento a esperar.
Estoy parada sin avanzar, en una especia de nube, que se hace niebla, metiéndose por cada uno de los rincones, de las nociones, dejándome ver solo sombras, sin bordes, sin rostros, y sin colores, solo sombras y figuras, que puedo divisar, sin ir mas allá, ya ni mis manos puedo ver con claridad, parecen ajenas por la frialdad.
Aquella casa, construida de papel de arroz, con el techo de estrellas y las paredes de sonrisas, comienza a teñirse de gris, se desvanece poco a poco, se aleja de la mirada que de mis ojos insistentes le hace llegar, ojos que en el más testarudo de sus actos se rehusan a pestañear, para no perder en el ínfimo segundo de oscuridad, la eterna permanencia de su recuerdo.
Parada puedo, entre sombras, transformar las figuras, creando sus bordes, inventando los colores, y eso es lo que hago, miento. Le miento a mis ojos, para que cesen su búsqueda unos instantes, pero éstos son testarudos. Quieren ver, para descubrir, para encontrar, para ser.
Aquella mirada, que brillaba con el sol, ya no me pertenece, se la lleva la luna y se apropia de ella...

todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...