Me siento extrañoSomos una costumbre, un gesto, un modo,una manera de mirar, acaso.Pequeños movimientos nos distinguen,leves fórmulas marcan signos, rasgosque se hacen peculiares nos conducenpor rutas diferentes a escenariosde vida en que los viejos papeles suenan comootro cuento distinto y necesario.Me doy cuenta que estoy hechode mínimos materiales de vidamoldeados por antiguas liturgias, ritos graves,ceremoniales de confusos hábitosque me hacen lo que soy y ponensu irremediable marca en mi costado.Soy un pequeño mundo con sus normas,sus leyes, sus funciones, sus mandatos,su inevitable proceder, su modode respirar. No doy un sólo pasoque no proceda de una antigua historiay que no esté a un sistema acomodado.¿Será la forma de partir el pan,como Emmaús? ¿Será como alzo el vasopara el agua que bebo? Breves signoscaracterizan mi talante humanoy me hacen tan reducto de costumbrey soledad, que ahora me siento extraño.Y sin embargo sé que soy lo mismo,que algo nos une irremediablemente,que un recorrido igual está esperándonosy una misma materia nos sostiene.Hay una misma sangre, un mismo ríode vida golpeando en nuestras sienesy una misma esperanza que se hace angustiaen la garganta y en el pecho siempre.En los espejos cruzan de los ojos,árboles, lagos, tierras diferentes,pero una sola flor los unifica:es la roja azucena de la muerte.
Leopoldo de Luis
(España, 1918-2005)
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