martes, 21 de noviembre de 2006

(el cuadro de la pérdida constituyente)

Que necesidad de hacerte cantar Mona Lisa, a ver si de una vez abrís esa boca, y nos hablás de los misterios de la humanidad, condensados en la vida de tantos Leonardos.
Tantos Leonardos eternos buscando a pinceladas aquella sonrisa inmaculada, que nos devuelva todo lo que nos han quitado, en el más mudo de los silencios, y la más dulce, verdadera y penetrante de las miradas. Siempre hacemos lo mismo, te dibujamos perfecta porque así creemos haberte tenido; las pinceladas nos son inherentes, es nuestra forma de retener eso que se escapa, aunque sea en el trozo de un lánguido y fatigado papel.
Al final las pinturas de cualquiera son las pinturas de todos; es ese exacto punto del arco iris, en donde las palpables diferencias (que reclaman los matices) se hacen tan indiferentes como exasperantes. Ahí donde los colores no se distinguen estamos los Leonardos; en el minúsculo fragmento donde quepa la humanidad toda; en el majestuoso espacio del “casi”.
Didi y Gogo te esperan Mona, están debajo de aquel árbol, el mismo de siempre, en donde cada noche se separan para reencontrarse en un abrazo y repetir el absurdo sin si quiera notarlo. Si abrieses la boca Mona, podríamos cantar con los pájaros el descanso de la esperanza. De una vez por todas, escápate de ese bendito papel y corre lejos de aquel museo, hazte sangre corriendo por las venas, cura las cicatrices de las alas invisibles.
abril 1452

sábado, 11 de noviembre de 2006

HISTORIA DE LOS CAMINOS Y LOS CAMINADORES

En el antes no había después. En el antes estaban los dioses más grandes, los que nacieron el mundo, los primeros. Uno de los siete dioses les dijo a los otros, o sea que se dijo a sí mismo que tenían que encontrar el modo de llegar al después y no estarse siempre en el antes y entonces los dioses se pusieron de acuerdo y dijeron que sí, y se pusieron a bailar de contentos. Así como estaban en el mismo lugar , se empezaron a chocar unos con otros y en su bailadera unos se aventaron para un lado y otros para otro y entonces el antes se hizo un poquito más ancho y con siete rayitas y una estrellita y entonces los dioses se dieron cuenta que ya habían inventado el después porque antes estaban todos apelotonados y ahora, o sea después, ya estaban un poquito más separados y entonces se dieron cuenta que el después se quedaba muy chiquito porque no avanzaban y el antes ahí nomás bien cerquita y ahí estuvieron en un antes y un después muy chiquitos, sino es porque llegó la buena idea en la cabeza de ellos y sacaron el acuerdo de acompañarse todos en el después que le tocaba a cada uno y allí hacían otro baile y otra empujadera y salían siete rayitas más en una de las siete rayitas primeras, y luego iban al otro después del otro y hacían lo mismo y así hicieron siete veces y ya tenían siete veces siete rayitas y vieron que era bueno pero no bastaba. Y entonces sacaron el acuerdo de crear a unos que se encargaran del trabajo de bailar y de ponerse serios y encontrarse y separarse para ir abriendo el antes y el después y entonces dijeron que tenían que ponerle un nombre a las rayitas y le pusieron “caminos” a esas rayitas y a los que se iban a encargar del trabajo les pusieron “caminadores”. Y ya después se fueron a dormir los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros, porque muy cansados se habían quedado de tanto bailar y ponerse serios y ya mandaron a los caminadores a hacer caminos y lo dioses se quedaron dormidos dibujando estrellitas de caminos que se hacían estrellitas, y así fue como se crearon los caminos y los caminadores y fue un producto de la seriedad y la alegría de los más grandes dioses, los que nacieron el mundo, los primeros.

Subcomandante Marcos, extraído del DISCURSO DE BIENVENIDA AL FORO NACIONAL INDIGENA, Comunidad de la Realidad, Chiapas, Abril 1996.

viernes, 10 de noviembre de 2006

anhelos

Una flecha a gran velocidad
se desliza por el aire,
sin encontrar blanco, cae.
Un próximo entusiasmo ingenuo
no demorará en levantarla.

todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...