aunque
este vidrio rutero tenga pudor
y se vista
con el rocío de la noche
las
luces de los autos que pasan
lo desnudan
con violenta impunidad
dejando
al descubierto
el
recorrido que los roces ajenos
le
garabatean la piel.
casi
en caricia
esas
luces alcanzan mis mejillas
me
traen de vuelta
[y sucede
el milagro
del
escozor sideral]
me
pregunto cómo recortar,
con
qué tijera, para quién,
cómo
recortar un instante,
una
imagen, una flor,
una
confluencia infinitamente contingente de eventos,
cómo
recortar las capas
que
hacen que esta insospechada configuración de casualidades
desperece
los pelos de mis antebrazos,
diciéndome
que vivo, que hoy, que sol, que nombres.
cómo recortar
para mí
cómo
recortar para regalar
para
compartir
¡cómo
darte la secuencia irrepetible de flechas
cosquilleando
sobre esta piel que es mía!
cómo
recortar un segundo
caprichosamente
único
entre
tanta oferta de tijeras
entre
tanto recorte inmediato,
instantáneo,
obsceno, barato.
la soledad
camuflada
en el
collage colectivo
1 comentario:
ohhh juro que se me eriza la piel, no sólo del antebrazo !!! cuántos destellos de sonidos, colores y pieles en esos instantes que las palabras no alcanzan a cubrir. Tus recortes, tus tijeras, son armas perfumadas que acarician el corazón !! Bendita tarde de sábado que te vuelve al papel (o a la notebook, no importa) absorbedor de toda tu sensibilidad !
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