martes, 10 de octubre de 2006

Impulso complilador (6')

Pisadas, otra vez las mismas, las que preguntan. ¿Qué has hecho? ¿Te querías escapar? Miradas sin pestañas, tan profundas como el crujido que no quiero oír, el de tus hojas viejas, tus ojos de siempre. ¿Los míos? Los nuestros. Lucía una simplicidad mentirosa.
Otra vez las pisadas, que retrucan lo cotidiano, que revierten tus propios desafíos. Los míos. Dejar de ser, para ser calañas. Acá estamos de nuevo, solos, pero fieles.
Y sí, a veces leo y me espanto. Cuando me leo. Cuantas traiciones inocentes. ¿Inocentes? La hipocresía te envenena inocencia, te envenena, te desaparece.

Ahora sí de nuevo cómoda, en la misma incomodidad de siempre, en casa, en mis letras, nada de Doce, nada de Borges. Descansa la Búsqueda de la Sencillez y el Poco de Nada.

Sí, se reanuda lo cotidiano, con el mismo sabor de siempre, sabor a mí.
Ya te sentía lejos, estabas ahí, detrás de la menta fresca.
Reciclaje.

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todo lo que puedo ver todo lo que puedo ver es un territorio plagado de objetos, hilos, colores y figuras extrañas moviéndose, acercándose...